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Los actores del sector inmobiliario analizan cómo serán las viviendas y sus espacios tras el impacto del covid-19 en la sociedad. Prestigiosos arquitectos como Rafael de la Hoz o Carlos Lamela afirman que llega una época de inversión pública en residencial, donde hará falta muchas menos burocracia en España y viviendas más abiertas y flexibles.

En una nueva conferencia online de SIMApro #HomeEdition, organizado por Planner Exhibition, llega el turno para los arquitectos para dar su visión sobre la vivienda poscovid-19. Prestigiosos arquitectos como Rafael de la Hoz, Carlos Lamela, Carme Pinós o María José Aranguren afirman que el futuro modelo de la vivienda debe ir enfocado hacia la calidad y no la cantidad, con viviendas más abiertas y flexibles, diferentes para casa usuario, y acabar con la estandarización de la forma de vivir.

“No sabemos cuánto va a durar esta crisis, pero los tiempos que necesita una ciudad para cambiar van a un ritmo muy diferente del actual”, afirma Rafael de la Hoz.

“La ciudad densa y mediterránea no va a desaparecer, pero también aparecen nuevas posibilidades en la España vaciada. Muchas personas, sobre todo los jóvenes, se están replanteando su forma de vivir, y están abriendo sus mentes a vivir en zonas limítrofes de las grandes ciudades”, destaca María José Aranguren. “Pero no me refiero a zonas como Pozuelo, Majadahonda o Leganés. Me refiero a irse a vivir a El Escorial o incluso Segovia”, aclara.

“Después de lo que hemos vivido, hay que replantearse el actual modelo económico de neoliberalismo. Las viviendas son pura mercancía, en la que se apura el beneficio. La arquitectura y los arquitectos han estado supeditadas al mercado, y este planteamiento puede cambiar ahora”, añadió Carme Pinós.

Para Carlos Lamela se abre una forma de hacer vivienda, aprendiendo también de los errores del pasado. “En Madrid, por ejemplo, el último gran desarrollo que tuvo éxito fue en del ensanche de La Castellana. El desarrollo de los PAU fue un desastre y se ha demostrado con el tiempo”.

Pero para llegar a un cambio del modelo de ciudad y de vivienda desde haber un gran acuerdo entre administraciones y los actores del sector, desde promotores hasta arquitectos. “Tanto promotoras como administraciones tienen una gran oportunidad de crear nuevas zonas de convivencia en las azoteas, en los patios de manzanas”, comenta María José Aranguren.

“Decimos que todo está en manos del mercado, pero viene una gran oportunidad con mucho menos mercado y mucho más Estado. La Unión Europea pretende ofrecer ayudas para la vivienda y en apoyo del cambio climático, hay que aprovechar esta oportunidad”, destaca Rafael de la Hoz. “Hasta ahora, apostar por la vivienda era un rédito bastante a largo plazo para apostar por ello. Casi siempre, se acaba una legislatura antes de ver terminada la obra. Pero creo que ahora, con la inversión que va a venir de la UE, es el momento de que vuelva la vivienda. Pero ya deberíamos de estar preparados en España para saber cómo se va a usar el dinero estatal en vivienda en nuestro país”.

Pero ante el nuevo modelo de vivienda, los expertos creen que no hay que inventar nada, sino aprovechar los buenos modelos de lo que ya se sabe. “Hay que pensar en las tipologías que ya han funcionado. Los ejemplos de Marsella, con tipologías de viviendas amplias, o de Brasilia, con sus grandes manzanas con soportales, o para irnos mas cerca, las viviendas de Carabanchel de 2005, son un buen ejemplo de cómo deben ser las próximas casas”, analiza María José Aranguren.

“No todo el mundo quiere la misma vivienda, es el momento de personalizar. Pero no solo va a depender de los arquitectos, sino también de los promotores. La profesión del promotor está más profesionalizada, y se nota que muchos arquitectos se han pasado a la promoción y entienden las inquietudes de la sociedad”, piensa Carlos Lamela.

Sin embargo, todos coinciden en que hace falta algo menos de burocracia y más libertad para poder trabajar por una vivienda de calidad.

“Vivimos con normativas y planes de desarrollo urbanístico de hace más de 30 años que se alejan de los modelos actuales de vivienda. Hay que trabajar por nuevos modelos de vivienda, sin estar tan encorsetados en la normativa”, opina María José Aranguren.

“Estamos de acuerdo en que hace falta una flexibilidad de las ordenanzas, con planes que son monstruos inabordables, cuyo texto ocupa el espacio de una habitación. En otros países, con normas más claras y concisas se pueden construir viviendas fabulosas. Pero tampoco está bien el plan que va a hacer el Ayuntamiento de Madrid, no hay por donde cogerlo, hay que tener sentido común”, se queja Carlos Lamela.

Los expertos tampoco ven necesario la llegada de los sellos de calidad a la vivienda. “Hay detrás muchos intereses, que al final estandarizan la vivienda. La palabra sentido común se ha perdido”, opina Carme Pinós.

Para María José Aranguren aporta poco e interfiere en la normalidad y el diseño de un edificio. “El control por el control y el tiempo de gestión que se lleva, va en detrimento de la obra y de la buena arquitectura”.

*Fuente: Idealistanews